Pero eso no significa que no me guste llorar. Hay varios momentos puntuales en los que mis lágrimas son un clásico y en los que no pienso trabajar para dejar de hacerlo. Son mis momentos. Y probablemente sorprenda saber que no tienen por qué ser momentos tristes. Mis lágrimas se deben tanto a momentos emocionantes como a hechos dolorosos.
Llorar es tan natural como estornudar, reír o toser y no me gusta que se le dé un tono negativo, "cada lágrima enseña a los mortales una verdad" decía Platón.
Gracias Miguel (@ifilosofía).
Que así sea.
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