martes, 13 de septiembre de 2011

La vida sólo puede ser comprendida hacia atrás, pero únicamente puede ser vivida hacia delante

Este verano ha sido muy especial, diferente y emotivo. Todos los veranos son especiales en cierto modo, pero el de este año ha sido de esos veranos inolvidables. Por muchas razones: he tenido 31 días seguidos de vacaciones, he viajado mucho y muy bien acompañada, he desconectado mucho, he disfrutado mucho, he reído mucho y sentido mucho... ¡Ha sido un verano largo, intenso y precioso!

El primer día de trabajo después de pasar 31 días construyendo una realidad paralela fue un poco duro, hasta que llegué al Metro y escuché cómo un hombre en voz alta y para que le escuchara todo el vagón pedía por favor ayuda para sacar a su familia adelante, pues no tenía trabajo, ni paro, ni ningún tipo de prestación económica. El discurso del hombre fue bastante emotivo. A partir de ese momento, sentada en el asiento del Metro mi actitud cambió y asumí mi primer día de trabajo como algo positivo, ya que tener un trabajo al que acudir tras unas vacaciones tan disfrutadas era algo por lo que alegrarse.

Y así he comenzado el mes de septiembre, positiva y esperanzada con el nuevo curso, animada con retomar la tesis y motivada por todos los planes que tenemos en mente, incluso plasmados en una lista llamada "to do" y que poco a poco y gracias a los fines de semana y puentes podremos ir realizando, juntos.