lunes, 29 de abril de 2013

Coser y cantar

Lo segundo hace años que lo practico en la soledad. Lo primero, ahora también. No tanto en la soledad puesto que aún no tengo máquina de coser propia, por lo que acudo a clases de iniciación a la costura en un coqueto lugar llamado Café con Dedal, donde unas máquinas de coser modernas y una profesora joven y muy paciente enseña a mujeres del siglo XXI a coser mientras tomamos café, hablamos de nuestros trabajos y compartimos ilusiones: "siempre he querido hacerme mi propia ropa...", "yo con saber arreglar cosas me conformo..."

En fin, ahora sí que mis ratos libres se van a poder convertir en coser y cantar tan pronto como me traiga a casa la antigua máquina de coser de mi amama. Y quizás, quién sabe, a través de estos dos preciosos verbos, me confeccione algunas pequeñas prendas que constituyan el principio de una bonita afición.