Hace tiempo, al darme cuenta de que este año iba a cumplir 30 años, decidí hacer una lista de deseos por cumplir, inquitudes y hazañas que tengo pendientes, cosas que siempre he querido hacer, disfrutar, tener o crear. Habrá quien piense que lo de la lista es un concepto muy manido, a mí escribir siempre me ha ayudado a ordenar mis ideas.
La lista contiene deseos tan dispares como pintar mi habitación, deseo realizado por cierto, redecorar mi casa, visitar lugares concretos o volar en parapente. Parece como si, al tenerla escrita en un papel me fuera a dar más prisa o fuera a ser más consciente de que aún me queda mucho por hacer y que tengo que hacerlo para ser un poquito más feliz.
El caso es que sí que ha tenido su efecto, puesto que de 9 deseos que había plasmado ya he realizado 5. Y ahora me surge una duda, ¿la satisfacción va a ser mayor si realizo cuanto antes los 4 restantes, o si los dejo pendientes para el futuro?
Creo que, para bien o para mal, siempre me van a sobrar deseos que cumplir y seguir plasmando en esa lista, que puede que nunca deje de crecer.
Al fin y al cabo, en eso consiste la vida, en cumplir nuestros sueños. Y como dijo alguien alguna vez, "para construir un sueño, hay que desvelarse mucho".
