miércoles, 31 de marzo de 2010

No trates con prioridad a quien te trata como opción


Hace poco me hice fan en Facebook de un grupo que se llamaba así y me pareció una gran frase que me invitaba a reflexionar bastante sobre el tema. Muchas veces tratamos con prioridad planes y personas que no se lo merecen y dejamos como opción lo que realmente sí merece ser una prioridad. Un trabajo mejor que el que tenemos no es una opción, es una prioridad. Y podemos tirarnos meses intentando sacar la boca para respirar entre un montón de mugre que cada día nos cubre más y más pero no hacer nada creyendo que la prioridad es tener un trabajo cuando debería ser “tener un trabajo que quiero y que me motiva”. Y lo mismo en las relaciones de pareja, en las amistades, con la familia, etc.

Yo sé muy bien lo que es tratar con prioridad, tratar como opción, que me traten con prioridad y que me traten como opción. En estos momentos de mi vida, sólo tengo espacio para tratar con prioridad y para que me traten con prioridad. Ya ha habido épocas de ser y de elegir entre las opciones.

Y como me dijo Itzi esta semana: “hay que pasar de todo y no intentar entender ni elegir antes de que la vida te plante un reto en la cara”. Y yo ya sé cuál es ese reto por lo menos a corto plazo, se llama ser alumna y profesora de la Universidad del País Vasco y no morir en el intento. Mi doctorado y mis clases, son mi prioridad hasta junio. Después…. ¿quién sabe?

Hoy estoy un poco cortocircuitada. Menos mal que mañana me marcho a Berlín y volveré oxigenada de nuevo…
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miércoles, 24 de marzo de 2010

El Principito


Es mi libro favorito porque guarda tantos mensajes abiertos a tantas interpretaciones que cada vez que lo leo sigo aprendiendo algo. Saint-Exupéry se imagina a sí mismo perdido en el desierto del Sahara, después de haber tenido una avería en el avión. Entonces aparece un pequeño príncipe. En sus conversaciones con él, el autor revela su propia visión sobre la estupidez humana y la sencilla sabiduría de los niños que la mayoría de las personas pierden cuando crecen y se hacen adultos. Y yo que he trabajado con niños y con adultos, con adultos niños, con niños adultos, no puedo estar más de acuerdo con lo que cuenta en el libro:

“Las personas mayores nunca pueden comprender algo por sí solas y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones. Los niños debemos ser muy indulgentes con las personas mayores. A los mayores les gustan las cifras. Cuando se les habla de un nuevo amigo, jamás preguntan sobre lo esencial. Nunca se les ocurre preguntar: "¿Qué tono tiene su voz? ¿Qué juegos prefiere? ¿Le gusta coleccionar mariposas?" Pero en cambio preguntan: "¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre?" Solamente con estos detalles creen conocerle. Si les decimos a las personas mayores: "He visto una casa preciosa de ladrillo rosa, con geranios en las ventanas y palomas en el tejado", jamás llegarán a imaginarse cómo es esa casa. Es preciso decirles: "He visto una casa que vale cien mil pesos". Entonces exclaman entusiasmados: "¡Oh, qué preciosa es!" .

Una de mis partes favoritas del libro es la parte en la que el principito conoce al zorro.
—“Hola, soy un zorro, ¿me domesticas?”
—No —dijo el principito—. Busco amigos.
—¿Qué significa "domesticar"? —preguntó el principito.
—Es una cosa ya olvidada —dijo el zorro—, significa "crear vínculos... "
—¿Crear vínculos?
—Efectivamente, verás —dijo el zorro—. Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos y no te necesito para nada. Tampoco tú tienes necesidad de mí y no soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si tú me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo...
—Comienzo a comprender… —dijo el principito—. Hay una flor... creo que ella me ha domesticado...
—¿Qué tengo que hacer entonces? —dijo el principito—.
—Ven mañana a la misma hora —dijo el zorro—. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde; desde las tres yo empezaría a ser dichoso. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto, descubriré así lo que vale la felicidad. Pero si tú vienes a cualquier hora, nunca sabré cuándo preparar mi corazón... Los ritos son necesarios.

...

—Adiós —le dijo.
—Adiós —dijo el zorro—. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos.
—Lo esencial es invisible a los ojos —repitió el principito para acordarse.
—Los hombres han olvidado esta verdad —dijo el zorro—, pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Tú eres responsable de tu rosa...
—Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has perdido con ella.
—Es el tiempo que yo he perdido con ella... —repitió el principito para recordarlo.

...


Para mí, hay dos clases de personas en el mundo: los que fliparon con el El Principito y los que no. Pero no os preocupéis si sois de los que lo leyeron en su día y no les dijo nada. Volved a hacerlo, ¡siempre se siente algo diferente!

martes, 23 de marzo de 2010

La vida son etapas

Esa es la lección de esta semana, autolección más bien. Hay que intentar trasladar las tristezas, las frustraciones o las desilusiones cuando se tengan a un concepto diferente: la vida está compuesta por diferentes etapas. Y cuando creamos que todo es una mierda hay que parar, respirar y ser positivos para poder pensar que es una etapa más que nos toca vivir pero que antes o después pasará. Lo que nunca debemos hacer es estar esperando a que pasen los días, los meses, hasta que llegue la marea y la corriente nos lleve hasta otra etapa. Hay que vivirla, hay que disfrutarla, hay que exprimirla y lo más importante, hay que aprender siempre algo de cada etapa.

No me gusta la gente que dice cosas como “me arrepiento de haber hecho esto, o de haber ido a tal sitio, o de haber tomado tal decisión”. Nuestra vida no sería nuestra vida sin pasar por etapas malas que hacen que sepamos valorar las buenas, que sepamos apreciar lo que tenemos y hemos conseguido habiendo pasado inevitablemente por etapas peores. Nuestro camino no habría sido el mismo, no habríamos tomado las mismas decisiones y no habríamos llegado al punto en el que estamos, con lo que somos y tenemos sin etapas malas.

El 2009 fue una etapa en la que aprendí mucho, sufrí más y que me ha permitido llegar a 2010 con lo que tengo ahora. Y me permitirá tomar mejores decisiones con las lecciones aprendidas entre lágrimas y alegrías.

Hay que ser absolutamente feliz todos los días, aunque sea unos segundos.

Gracias Joana.

miércoles, 17 de marzo de 2010

¿La mejor o la peor marca?

El dato de la semana es que una marca como es Movistar (y vamos a obviar que en estos momentos es competencia jeje) ha sido por un lado valorada como la peor marca por los consumidores y por otro, en este estudio o ranking por valor de marca de 2009, sale en primer lugar en cuanto a "valor de marca" con un valor estimado en unos 13.000 millones de euros.

¿Curioso no?

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