miércoles, 19 de marzo de 2014

El que tiene un porqué para vivir se puede enfrentar a todos los cómos

Puede que la inconstancia sea una de las grandes enfermedades o defectos de la humanidad (o por lo menos de la sociedad moderna). Ya no se solucionan o se arreglan las cosas, se tiran y se compran nuevas. Y en parte, el sistema económico que hemos creado y en el que vivimos, se basa en eso, pero ese cambio de actitud de reponer y no arreglar también ha afectado a la forma de relacionarnos entre nosotros. Se comenta que la crisis ha permitido que antiguas costrumbres totalmente en desuso se recuperen, como coser o arreglar ropa que ya no usamos o hacer punto. En una sociedad tan globalizada donde todos nos vestimos igual, comemos igual y nos divertimos igual es difícil encontrar a gente que intenta salirse un poco del camino, pero la hay, y cada vez más.

Llevo unos meses con bastante estrés, dos trabajos, la docencia, el final y defensa de mi tesis. Hace seis meses que hago sigo una alimentación ortomolecular para mejorar mi sistema inmune que me está funcionando como si de un milagro se tratara, aunque de milagros nada, somos lo que comemos y yo cada vez lo veo más claro en mi cuerpo. He dejado de comer muchas cosas que comemos por costumbre y que en algunas personas no son nada beneficiosas. Y aunque no pretendo ir en contra de las costumbres alimenticias, ni renunciar al placer de comer (con lo que a mí me gusta) sí que cuido y reflexiono más sobre lo que consumimos en casa, sobre todo entre semana porque el fin de semana trato de disfrutar más que de pensar. Y es un cambio que es costoso pero que reporta unos beneficios sorprendentes, además de contribuir un poco a que esos emprendedores de la agricultura ecológica puedan sobrevivir gracias a gente como nosotros que elige, siempre que puede, un pollo, unas verduras, un pescado o unos huevos que provienen de entornos en los que usa menos química para su cultivo. He visto cómo ha mejorado mi salud con el cambio de alimentación y la energía con la que me levanto por las mañanas, a pesar de estar viviendo una época de mucho trabajo. Así que estoy satisfecha con el esfuerzo que hago, mi objetivo es seguir bien así que ya sé cómo conseguirlo.

Hace seis meses que tras casi cinco horas andando llegamos a la cima, la cima más alta de todo Euskal Herria. Me costó llegar pero me siento orgullosa de haber hecho el esfuerzo. Es curioso cómo nos atraen las grandezas: el más grande, el más alto, el más antiguo. Puro marketing al fin y al cabo, una profesión que lleva siglos existiendo. Desde entonces llevo este anillo conmigo que está tan cargado de significado. Es un anillo de la marca Eguzkilore que tiene una bonita historia detrás. Sirve de protección. Las alianzas que tendremos en dos semanas también son de Eguzkilore. La costumbre de que la pareja lleve anillos la crearon y difundieron los romanos y estos anillos o alianzas originariamente contenían un sello que se usaba para marcar los enseres familiares.

Tengo mil razones para ser feliz, estar feliz y para disfrutar del momento. Las dificultades forman parte de la vida, no me asustan. Elige tú tu porqué y ya te enfrentarás a todos los comos que estén por venir, que vendrán, seguro que vendrán….

Pero que vengan, les estaremos esperando….