jueves, 10 de julio de 2008

¿Por qué Doctor Deseo?

Doctor Deseo es, y hay quien piensa que sobre todo, sensualidad sin convencionalismos; sexo sin edad, sin género, sin mentiras... sin límite, acaso. Doctor Deseo despedaza negro sobre blanco el mito clásico del amor eterno. El amor no es para siempre; el amor también enferma, y a pesar de los pesares, de las lágrimas derramadas o de las noches de angustia, muere. Y entonces duele, por supuesto, y ese dolor alimentará cenizas odio y de rabia; y ese mismo dolor engendra una soledad retratada, cruda.

Doctor Deseo es un conjunto difícil de calificar. Sus canciones rescatan de las penumbras del olvido el corazón oculto de ese otro Bilbao, el que respira a mil años de distancia de las vanguardias de latón del Guggenheim, el que vive en la noche y exprime su magia hasta el maldito final, que se anuncia siempre con una aurora de dudas. Sus letras son miradas sinceras, filtradas de poesía urbana, en las entrañas de los sin-alma: los que han sido excluidos por sentir diferente o por no tener nada; los que han elegido excluirse porque son diferentes, y porque ser uno más en el enjambre moderno de personas correctas les produce sarpullidos gigantes en el cerebro. Así, pues, no debemos extrañarnos si las estrellas del cuento son muchas veces princesas de la calle, o un dulce chico de los ojos tristes a quien no dejan ser mujer, porque sólo quien vive en el tedio exprime con sana avaricia los fugaces placeres que regala la vida.

Finalmente, pero como suele decirse en estos casos, no por ello menos importante, encontramos el halo irónico, muchas veces burlesco, incluso, que transmiten sus canciones y que provocan sin avisar la sonrisa pícara. Doctor Deseo entiende el universo de las caricias como un juego de diversión ante todo, donde reina el placer, y donde las cadenas del pudor han sido desterradas sin remisión en las galeras del aburrimiento.

Esto es Doctor Deseo para mí. Esto es lo que me hace sentir...

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