Seguro que os ha pasado alguna vez, creéis que todo en vuestra vida está más o menos en marcha cuando de repente, ¡anda! Todo se gira y lo que funcionaba como hasta ahora ya no lo hace. ¿Qué ha pasado?
Hace unas semanas avisamos al técnico del ascensor del trabajo porque se averió dejando a dos personas dentro casi una hora. Llegó un hombre de unos 50 años y empezó a mirar la máquina. Le dije: ¡Menudo susto nos hemos llevado esta mañana! Y él me dijo: “Eso es bueno”. Le miré con cara extrañada pues sui respuesta me dejó un poco descolocada. Y él añadió: “es bueno tener sustos de vez en cuando, mantiene al corazón sano y alerta”. Y me sonrió.
La verdad es que luego recapacité, y entendí a qué se refería. Está claro que vivir alerta agota, pero no conviene relajarnos en exceso. Porque si no corremos el riesgo de que el día cambie la dirección del viento y de las cosas, no sepamos reaccionar a tiempo poniendo las velas de nuestro barco en la dirección correcta para seguir navegando tranquilamente.
Hace unas semanas avisamos al técnico del ascensor del trabajo porque se averió dejando a dos personas dentro casi una hora. Llegó un hombre de unos 50 años y empezó a mirar la máquina. Le dije: ¡Menudo susto nos hemos llevado esta mañana! Y él me dijo: “Eso es bueno”. Le miré con cara extrañada pues sui respuesta me dejó un poco descolocada. Y él añadió: “es bueno tener sustos de vez en cuando, mantiene al corazón sano y alerta”. Y me sonrió.
La verdad es que luego recapacité, y entendí a qué se refería. Está claro que vivir alerta agota, pero no conviene relajarnos en exceso. Porque si no corremos el riesgo de que el día cambie la dirección del viento y de las cosas, no sepamos reaccionar a tiempo poniendo las velas de nuestro barco en la dirección correcta para seguir navegando tranquilamente.
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