viernes, 22 de agosto de 2008

Nueva York

Nueva York es la ciudad de los sueños. De eso te das cuenta nada más llegar. La ciudad de las oportunidades y las ilusiones. Se siente en el ambiente. Se ve en la cara de los neoyorquinos y de los que no lo son pero llegaron un día de cualquier lugar del mundo. Se oye en las esquinas, en las cafeterías... y te vienes con una sensación de que te hubieras quedado a intentar cumplir tus sueños, esos que todos tenemos. Es una ciudad asombrosa, no hay palabras que expliquen lo que se siente andando por sus calles y mirando hacia donde la vista no alcanza, más allá, donde acaban los rascacielos.

Nueva York está dividido en 5 barrios: Queens, Brooklyn, Staten Island, Bronx y Manhattan. En total más de 9 millones de habitantes. Los cuatro primeros son barrios en donde vive el 80% de la población de la ciudad. Manhattan es una isla de 20 kilómetros por 8 kilómetros de ancho que acoge en un día laborable y en horario comercial un total de unos 8 millones de personas. Es decir, casi toda la población de la ciudad se mueve a la isla a trabajar, por lo que desde las 6:30 hasta las 9:30 el movimiento de gente que va al trabajo, previo paso de una cafetería para coger un café para llevar, es alucinante.

Nueva York es una ciudad a la que siempre he querido ir. Y no me ha decepcionado nada. A pesar de que la gente comenta que todo es familiar, que cada edificio, cada esquina, cada calle te suena de algo. Pero la sensación de estar allí no tiene igual, aunque creas una y otra vez que estás recorriendo lugares en los que ya has estado en algún momento de tu vida, o que has cerrado los ojos y al abrirlos has aparecido allí en medio de la historia de la última película que viste. Estamos sometidos a tanto cine estadounidense que hasta los dólares en tus manos parecen familiares.

Me quedo con: la vista desde el piso 86 del Empire State. Times Square y los miles de impactos publicitarios en tan poco espacio. Broadway y sus musicales y la emoción que se siente oyendo cantar en directo a 40 actores con una orquesta en directo. La Quinta Avenida y las tiendas de película. El ritmo frenético de los neoyorquinos. Toda la comida “to take away”. El “gran” tamaño de todo. Central Park, ese oasis en medio del caos. Los más de 150 museos de la ciudad y el MOMA en particular. El Yankee Stadium en un día de partido con 100.000 personas vestidas con ropa de Baseball y la voz de Frank Sinatra a todo volumen al final del partido cantando “New York, New York”. Y cómo no, el simple pasear por las calles y avenidas de Manhattan mientras te crees protagonista de cualquier película con la que lloraste.

Próxima parada: Argentina. El 22 de agosto.

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