jueves, 22 de abril de 2010

Los regalos sí se regalan

Hay veces que un regalo que te han hecho aporta más cosas negativas que positivas. Está ahí, te mira todos los días y te recuerda cosas que a lo mejor no quieres recordar. Entonces llega un día en el que tú tienes que hacer un regalo a alguien que sabes que quiere eso que tú tienes. Entonces tienes dos opciones: coger tu regalo, meterlo en un cajón para olvidar que lo tienes, lo que significa y condenarlo al un cruel desprecio. O cogerlo, envolverlo y regalarlo. Y permitirle que se convierta en un “regalo querido y valorado” en otro lugar, en otro momento.

Y cuando optas por la segunda opción lo haces con dudas, es absurdo negarlo. Yo lo he hecho por primera vez en mi vida y seguramente piense más veces que he hecho mal, que las que crea que hice bien, y viviré bastante tiempo en esa dicotomía. De momento yo he sacado de mi casa algo que no me gustaba ver y que tan pronto ha atravesado el umbral de mi puerta, se ha reencarnado para convertirse, en casa de otra persona, en algo mucho más apreciado. En el fondo, conmigo no iba a ser feliz…

.

No hay comentarios: