jueves, 12 de mayo de 2011

Puedes olvidar a aquel con el que has reído pero no a aquel con el que has llorado

Soy muy llorona, siempre lo he sido y todo me hace creer que en ese aspecto poco voy a cambiar. Uno de mis retos personales consiste en evitar llorar en esas situaciones en las que sé a ciencia cierta que voy a llorar, hay veces que lo consigo (tengo mis trucos) y me siento feliz como una niña pequeña cuando eso pasa.

Pero eso no significa que no me guste llorar. Hay varios momentos puntuales en los que mis lágrimas son un clásico y en los que no pienso trabajar para dejar de hacerlo. Son mis momentos. Y probablemente sorprenda saber que no tienen por qué ser momentos tristes. Mis lágrimas se deben tanto a momentos emocionantes como a hechos dolorosos.

Llorar es tan natural como estornudar, reír o toser y no me gusta que se le dé un tono negativo, "cada lágrima enseña a los mortales una verdad" decía Platón.

Gracias Miguel (@ifilosofía).

Que así sea.


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